miércoles, 25 de abril de 2007

A la salud de un tango!


Quizás suene como un mito o una de esas historias que se pierden en la memoria colectiva, sin embargo yo lo vi y lo viví, demasiado, tanto como para recordarlo...
Recuerdo perfectamente el día en que empezó a frecuentar este boliche. Era un día cualquiera, ni frío ni caluroso, uno de esos que simplemente pasa, pasan sin dejar huellas o anécdotas que contar a futuras generaciones. El viejo de ojos azules se acerco a la barra con una mirada triste, una mirada que demuestra haber sufrido horrores, pero, existía un nube de insondable y oculta alegría en aquellos ojos, quisas la podriamos llamar "Libertad".
Tomo su chaqueta, la puso en el respaldo de la silla mas alejada del mundo, justo en la esquina opuesta al bullicioso wurlitzer. Saco unas monedas de su bolsillo y solicito la canción numero 0310, la cual era "Volver". Sin titubear se me acerca y pide un vaso de vino, lo sirvo y este es el punto de partida de su historia, ya que me dice con una voz gastada y grabe "A la salud de un tango".
Era el habitante mas extraño de este tugurio. Jamas se mezclo con el grupo de alcohólicos residentes, ni mucho menos con el clan de visitantes flotantes que frecuentaban mi bar. Repito que era un extraño, debido a que nunca oímos otras palabras que su mítico "A la salud de un tango". Ademas se diferenciaba ostensiblemente con los gustos musicales comunes en este lugar. El no, no le interesaban las cumbias o las populares rancheras, para él su vicio era el tango. Un día "Caminito", al siguiente "Cambalache" y al otro "Por una cabeza". Solo una canción por día y lo sobrante de su fortuna lo consumía en vino.
Así transcurrieron los años y cada uno dejo marcas en nuestros cuerpos, pero, él viejo era inmune al tiempo, por él, el transcurso silencioso de las horas no era mas que una muestra de estar vivo, en cambio (para nosotros) el avanzar constante del segundero nos indicaba con crueldad el asecho de una dolorosa e inevitable muerte
Sus ojos se llenaron de mundos imaginarios y hasta algunos se atreven a decir que lo vieron hablar con los perros, y en realidad eran estos su única patria.
A nosotros el tango comienza a gustarnos, pero nadie era capaz de solicitar uno ya que, era esta una facultad inalienable de él viejo. Por esta razón compre algunos discos y los puse en la maquina a la espera de ser elegidos en la lotería diaria. El viejo se dio cuenta de aquello y me respondió con una amplia sonrisa, el inclinar de su cabeza y una reverencia con su sombrero de ala ancha.
Un día y sin aviso previo dejo de frecuentar el bar y solo por una fotografía en el diario local supimos de su muerte. En el periodico aparece una nota sobre su desaparición y muerte, además de un retrato con una enorme familia, en aquel retrato todos sonreian, bueno, como es usual en todas estas fotografías ya que, solo se retrata para recordar una antigua risa, como para traer a la memoria los instantes en que rosaron la felicidad y vuelven a verlas solo para decir con pesar que los años pretéritos siempre fueron mejores. El viejo en aquella foto aparece con la vista perdida y se observa a la distancia que estaba pasando por un momento critico de su existencia. Es paradójico que él viejo encontrara en una taberna y en el son de un tango el sosiego a su alma compungida.
Su familia era de muy buen pasar, mas aun por alguna rara razón dejo el caviar por las sobras y el cabernet sauvignon por el vino en caja.
A su entierro solo asistieron unos cuantos familiares cercanos (quizas sentian vergüenza), pero, los guardias del cementerio tuvieron muchos problemas al ahuyentar la manada de perros vagabundos que infectaron el campo santo.
El día de su sepelio el silencio se apodero de mi bar y solo fue interrumpido por un borracho que se atrevió a gritar "Mierda maricones!!!! A la salud de un tango!!!!". Todos lo seguimos alzando nuestras copas en señal de ofrenda, pero el primer trago fue a parar al suelo, suelo que ahora es la nueva patria de él viejo. Las siguientes copas fueron a parar directamente a nuestros paladares sedientos.
Desde aquel día el tango no ronda por estas melancólicas paredes . El tango murió con él viejo, al igual que los instantes de profunda paz que nos regalaba diariamente el hombre sentado detrás de la mesa opuesta al wurlitzer.

jueves, 19 de abril de 2007

Placer hipnótico.


Sujetó con sus dos manos la cabeza, como si con este acto pudiese mitigar un tanto aquel persistente dolor. Respiro hondo y miró el desorden de su departamento, lo cual incremento aquel malestar.
No era muy sociable, una muestra de ello lo constituye las vacías y siempre blancas hojas de su agenda telefónica. Aquello no le incomodaba, es mas, persistía en mantenerse al borde de toda aglomeración y para el, aglomeración lo constituye dos o mas personas.
Caminó tambaleando hacia el baño, abrió la llave de la ducha y sintió como el agua fría se apoderaba y cubría cada espacio de su cuerpo, pero, el dolor persiste, sin embargo se siente un poco mas calmado.
Al salir del baño decide tomar su acostumbrado desayuno, el cual consiste en: leche, cereales, whisky y un cigarrillo a medio terminar la noche anterior. Como siempre saco de la mesa un libro con los ojos cerrados. Hoy es el turno de Dostoievski. Leyó unas cuantas paginas y lo dejo, un tanto adormilado, en el sitio de costumbre.
A medio vestir, transitó largo rato por su departamento pateando folletos y disidió poner un poco de orden. Comenzando por los libros, se dio cuenta de lo inmenso de su biblioteca. Existían volúmenes fascinantes de literatura, escritos con la mágica pluma de la genialidad y otros tan burdos e insípidos que tenia que deshacerse de ellos. Entre estos se encontraban algunos sobre el significado de los sueños, los ángeles, otros tantos de una señora llamada Danielle Still, Papelucho, sobre la manera mas fácil de de hacerse rico, de auto ayuda, etcétera. Cada vez que separaba los ejemplares del bando de los útiles hacia los inservibles recordaba la forma de su adquisición; existían algunos encontrados en el asiento trasero del ómnibus, algunos botados en el suelo o en algún basurero urbano, o (la mayoría) simplemente robados. Creía fielmente en el cristianismo, pero, no era un cliente frecuente del culto. Por ello tenia la convicción de que el robo era el séptimo de los mandamientos, mas no, para el existe una norma que se adjunta, esta señala que el robo, si bien es un pecado, cuando corresponde a la adjudicación por la fuerza o por la ocasión de un librillo no es tal, si no que, es la manera de difundir cultura, además de la preservación del alma del autor, por lo tanto es mas un acto altruista que una falta moral.
El sol ya esta decayendo en el rojizo horizonte cuando termino con la clasificación literaria. Tomó el tacho de la basura y disidió quemar los libros inservibles. Aunque repudiaba bastante el social nacionalismo, se sintió uno de ellos quemando el jugo del coco de los escritores. Sacaba uno y lo arrojaba con un dolor seco en el alma a la hoguera; contemplaba como se consumía lentamente en el mar de llamas y meditando llego a la conclusión de que el fuego era una buena manera de auto-hipnosis. Observaba placidamente el danzar hipnótico de las llamas y seguía avivando con otro panfleto, facsimil o revista. Estaba tan consumido en su quehacer que no tomo en consideración el humo que acciono las alarmas contra incendios. A el no le importaba el ruido ambiente, ni mucho menos la aparatosa parafernalia de los bomberos que estaban derribando su puerta. Nada es tan importante como seguir alimentando el placer, placer provocado por la maravilla de los colores onduleantes de la gran flama que emergía del basurero de nuestra vida.

Las correcciones ortográficas las realizo mi esposa.

sábado, 14 de abril de 2007

Trinidad.


Siempre lo he observado bajo el amparo del silencio. Poseía unas manos sumamente fuertes, manos mucho mas capases para el trabajo que para las caricias.
Era un hijo del sol, de las olas y del viento. Su piel se ha curtido bajo las inclemencias climáticas de ese puerto. No es un genio, mas no, su sabiduría es la conjunción preciosa de la ignota inteligencia de la vida.
Reconozco que siempre lo observe bajo el escudo silencioso del espacio, del asombro y del ocasional repudio a sus formas, sin embargo lo admiro, admiro aquella manera de enfrentar las algebraicas y virulentas problemáticas de la subsistencia. Por ello lo idolatro y sin duda lo sigo repudiando, ya que aprendí de él, aprendí aquella facultad de ser distante y preferir la indiferencia.
Reconozco que lo observo alejado y tomando ciertas precauciones a sus enseñanzas, pero, me he convertido en ellos y no existe nada mas abominable que un espejo, por ello lo repudio.
Admito las mal sanas he ignominiosas palabras que le he proferido y maldigo mas aun no haber comprendido antes que la santísima trinidad es la del padre, abuelo e hijo. Dios unitario y Dios en conjunto, dioses en la soledad y Dios en simbiosis, dioses solitarios y por siempre un Dios acabado.

Dedicado.

Sensaciones inmundas de una compleja maldad encerrada en tus ojos redondos y negros.

Caos organizado por lo infame virginal
que profesas con esos sucios labios.
Encierras crueldad disfrazada de gloria
¿Una perfecta alucinación?
Existen voces que escucho, no logro asimilarlas
es vasto,
es inmenso,
territorios yermos e infecundos
prostitucion de la belleza divina.
¡MIERDA, MIERDA Y MAS MIERDA!
Vete sin extrañarme
¡Bicho pagano!
Vete tal como llegaste
sin ese sublime olor a poder
sin ese traje italiano
sin esa alma circunscrita en una caja de cristal.
Camina por el malecon meneando tus muslos lentamente
¡Te odio ser oscuro!
Me robaste iluciones
y una que otra buena idea.
Abril ya no es lo mismo desde que te conoci.

Se Fueron.

Tan solo queda la locura después de esta masacre.
Ese señor se llevo mis preciados muebles. No eran fantásticos , son una oda a lo decadente. Pero mierda ¡ERAN MIOS!
Se los llevo simplemente por no pagar el alquiler. Mañana regresara y se llevara mi alma. No puedo detenerlo ya que le debo los instantes mas felices de mi existencia.
No objeto su trabajo, solamente lo odio por adueñarse de lo que me a costado construir. Mas aun habla por telefono con sus lejanos amigos por mientras que otros trasladan mis enceres. Comenta "No me gusta este trabajo pero, tengo que sobrevivir".
En el instante preciso que la mesa sale por el umbral de la puerta, me doy cuenta de que solo un hombre puede causarte dolor y que esa estupidez causa en tu memoria un minimo soplido de cordura.

Apoplejía.


Golpeo la puerta y espero respuesta. Por la ventana se traslucía una silueta femenina que se acercaba lenta y desididamente.
El se asomo con una gran sonrrisa a cuesta y los que estaban ahí se alegraron por su llegada. Entró con pasos titubeantes debido al alcohol ingerido unos minutos antes y mirando, contemplo una cara bastante familiar.
El lugar era pequeño y desbordaba en su ínfimo espacio un ambiente distencioso y agradable. Era un buen lugar para emborracharse, reír o llorar, más aun, por algún motivo esa casa tan conocida, denotaba algo que le desconcertaba y producía esa antigua sensación de miedo sordo. Dejo de lado ese sentimiento, se entrego, por completo al antiguo arte de beber, pero, aquel rostro seguía incólume, con sonrisa nerviosa y manos en constante movimiento desordenado.
Las historias y anécdotas se sucedían constantemente, solo se detenían en el momento de cambio de estación en el transistor. El comenzó a pronunciarse sobre unas ideas políticas que lo aquejaban y demostró con palabra simples y bien dirigidas que la única salida viable de escapatoria al sistema imperante era la tan ansiada, poco entendida e imposible anarquía. Terminando su manifiesto dijo "Es una utopía, por siempre una utopía".
Distraido por completo olvido que en un rincón con pálida luz se encontraba aquella presencia y sintió en el momento justo de pronunciar sus ultimas frases un inmenso peso en el costado derecho de su cuerpo, pues era ese sitio el flanco mas cercano a ella.
Estaba silenciosamente sentada, sostenía en su mano izquierda un vaso a medio terminar cuando llego ese hombre sonriente. No se sentía muy a gusto pues, estuvo mucho tiempo en la disyuntiva de abandonar ese cuarto, más aun, se sentía incomoda y molesta, pero por alguna razón nunca tomo la decisión de parase, decir adiós y desaparecer.
Jamas presto atención al ruido imperante, solo observaba absorta como el segundero del reloj mural seguía su interminable canción desesperada y constante, era como si por cada movimiento en el transcurso de los segundos se le escapase un suspiro o una buena intención de seguir viviendo. Pero estaba sentada y no dedicaba pensamiento alguno a lo que sucedía en su entorno, sin embargo el entró y supo el por qué de no salir disparada hacia otro lugar.
Observo largamente a ese hombre, suponiendo que en algún momento le dedicaría una mirada, un resquicio de silencio o solamente se acercara, por ello se atrevió a pedirle fuego mostrando un cigarrillo para empezar con esto el primer acercamiento. De lo que hablaron no tiene mayor importancia para ella ya que, el movía los labios y ella prestaba poco oído.
Han pasado unas cuantas horas desde que por fin estuvieron sentados muy juntos y el siempre persistia en esquivar las miradas directas, por ello mantuvo la vista en cualquier lugar distante, ya sea este el suelo, una botella los amigos o sus sudorosas manos.
La casa estaba vacía, a no ser por una pareja de novios sentados en el otro extremo. La distancia no era demasiada, sin embargo si se tomase algún instrumento de medición métrica el resultado de este seria poco objetivo, ya que todo era sublime, silencioso e increíblemente lujurioso. El había notado este cambio en el aire y ella tenia bien en claro que no existía mas nadie en este mundo que ellos. Solos los dos, solo el uno con el otro, solos con la sumatoria de uno mas uno igual uno. Solos con su deseo y nerviosismo pueril. Definitivamente ellos, todo y nada a la vez, como la sinfonía de las olas en su eterno acercamiento a la arena.
El perdió esa especie de vergüenza que era tan sabida. Siempre fue un hombre tímido, por ello se escudaba en las palabras para simular ser una persona más madura. Ella también lo era, salvo por su descollante seguridad.
Ella lo miro fijamente a los ojos y se acerco suavemente, no encontró resistencia, sino que se dejo llevar por la simpática invitación. Se besaron loca y apasionadamente por largo rato. El sol y la luna detuvieron su baile y se quedaron estáticos observando a esa pareja de extraños.
El tiempo ha transcurrido por sus rostros, el ya no teme y ella sigue sin prestar mucha atención a la palabrería de su amado, mas aun, prefiere embriagarse con observarlo, imaginar y sentir.
Las cicatrices se estacionaron en sus rostros, cabellos y cuerpos, sin embargo siguen amándose como en el primer día. Suena un cliché, pero tendrían que conocerlos para darse cuenta de la veracidad de este relato.

Y... Que me ves!!!

_ Hola.
_ Hola?
_ Repito. Hola. Como te llamas?
_ Y por que tendría que responderte?
_ Por que quizás tienes deseo de hablar. Porque observe tu cara y me pareció que debías ser una buena compañía.
_ Pues te equivocas rotundamente. No soy bueno con las palabras. Prefiero el mutismo antes del discursillo barato que esperas. Y... Que me ves!!! Estas tratando de analizarme o descubrir lo que podría aportar la insensatez a ustedes simples humanos?
El silencio otorga. Pues déjeme permanecer incólume a tus preguntas. No responderé mas nada. Definitivamente no! De que sirve pronunciarse o dar explicaciones cuando por tu cara nadie te presta la mas mínima atención. Ya! De acuerdo! Hablare. Hablare, pero no sin antes demostrarte que pierdes el tiempo.
Primero que nada: Ves mi rostro? Es horrible cierto?. Quizás fuese mas gracioso si esta nariz no estuviese desviada al norte. Es como una brújula magullada y un tanto oxidada. No ahondaré en el obvio desperfecto que corona mis ojos, desperfecto que los hace parecer un objeto en vitrina.
Que te puedo decir de este enjuto físico, de la evidente carencia de carne al rededor de estos sobresalientes huesos. Del inmenso espacio entre mis rodillas. De estos enormes pies que me hacen parecer hombre rana... Y, bla, bla, bla.
Si sonrío dejo en claro el exceso de cafeína, sin mencionar el tabaquismo enfermizo y una que otro pleito solucionado con los puños.
Te haré una lista: Tengo la espalda curva; me como las uñas; tengo ojeras; mi nariz parece un tubérculo; no se vestir bien, bueno, eso es lo que dice el madito gusto popular; soy lampiño; mis cabellos son extremadamente crespos; una pequeña dificultad auditiva; una barriga de viejo alcohólico; las rodillas chuecas... Creo que eso ya lo mencione, continuo: aliento de cenicero, de vaso lleno con vino tinto o de domingo por la mañana; por la delgadez no tengo glúteos y si las costillas fuesen cuerdas, fácilmente podrías tocar guitarra con ellas; los dedos desviados; una uña encarnada; y por si fuese poco, la gente me tilda de mal genio.
_No crees que son todas estas buenas razones como para callarse y continuar afeitándose?
_ En realidad tienes razón...

Policias y ladrones.

Una, dos, tres e infinitas horas sentado frente a esta inútil pantalla. ¡Odio este trabajo! es mas, ¡Odio esta puta vida!. Las ganas me han abandonado, provocando con ello que esos sueños sigan en el paraíso de los sueños en punto suspensivo, punto que caracteriza la mayor parte de mis anhelos y expectativas.
Recuerdo los días en que solo caminaba. Recorría sin rumbo por los distintos rincones de esta ciudad. Vagar, subir y bajar las distintas escalinatas que infectan mi hermoso puerto, creando un particular estilo de erróneos senderos. Es simple, solo tomar la indecisión como decisión primera. Solo los recuerdos me aferran a esa forma de ver las cosas, ya que, todo se difumina lentamente, se destruye e inicia la adultés y sus irremediables complicaciones.
Todo era lento, los días transcurrían sin mayores sobresaltos que perder el micro por las mañanas e incluso dar la limosna al vagabundo me resultaba tan monótono que, en ocasiones, la guardaba entre unas apretadas manos pero, la consciencia me mortificaba y dejaba de lado las obligaciones laborales para ir a entregarle aquella moneda. Vale mencionar que se la entregaba de muy mala gana.
Todo era igual, la existencia ya no me pisaba los talones, si no que, me había sacado varias vueltas de ventaja. No remediaba en aquello, ya no deseaba cambiar los pequeños engranajes de la maquina de la subsistencia, todo estaba perdido, todo hasta que de súbito vi a esa menuda mujer de cabellos claros.
De sus facciones puedo dar cátedras, de su manera de caminar escribiría libros, sin embargo, de su timbre de vos no puedo mencionar o explicar. Es irónico, mas aun, improbable que no posea la claridad mental para clasificar, ordenar u homologar su vos con las anteriormente escuchadas. Es difícil compararla, debido a que me era totalmente desconocida, dulce e indómita. Bueno, quizás la razón esta en que de sus labios solo estaba permitido cruzar palabras a oídos superiores a los mios.
El cambiar esa rutina interminable fue una inmensa revolución de ideas y actos. Ella transitaba todos los días por la solera opuesta a mi ventana, era como un reloj suizo y tan puntual como un ingles. La esperaba con las ansias de un condenado a muerte y dejaba todo de lado para seguirla en su solitaria caminata. Cruzábamos juntos cuadras y cuadras, pero, irremediablemente se aparecía esa maldita esquina. En ese lugar se perdía de vista, se esfumaba como el viento, como un suspiro o como el cigarrillo que acabo de pisar.
Jamas falle a un encuentro, la perseguía como un psicópata y ella lo notaba. Nunca hizo nada por detenerme o denunciarme, mas aun creo que aquel juego de adoración pagana la excitaba de sobremanera.
No me atrevía a detenerla o demostrarle que mis intenciones no eran funestas, ni mucho menos mirarla de frente, solo de espalda, solo pisando sus huellas en el asfalto y siguiéndola lentamente en su transitar, solo con el deseo y una decadencia sin fin.
Pasado un tiempo de perfectas rondas atine a mirarla sin la culposa idea de un rechazo. Estábamos en frente a un semáforo en rojo y tal como un gato la abordé diciendo "Hola. Hace calor, ¿Cierto? ¡Puta que hace calor!". No puedo explicar cual es la razón de que siempre en los momentos cruciales de mi vida y cuando quiero demostrar mis pensamientos, siempre me expreso de la manera menos indicada. Pude dedicarle todas aquellas notas de mi cuaderno, ¡Pero no!, siempre se arremolinan en mi cabeza todas las ideas y discursos preparados en las interminables noches de insomnio o de alcohol y pronunciando lo que solo un idiota puede expulsar.
Por vergüenza no volví a caminar tras ella. Aseguro que la ausencia de mi persona debió extrañarla, ya que, como dije anteriormente, ese juego de policías y ladrones le excitaba. Ya no podrá divertirse y no volverá a verme.
Tomo un cigarrillo, lo enciendo con una larga calada y observo como se consume lentamente. Hace mucho frío y desde la azotea del edificio en el cual resido le dedico un poema de Rimbaud que se me vino a la cabeza.
Termino con el cigarrillo. Lo lanzo hacia el abismo, pero la distancia no es mucha, el cae y yo lo retengo en mis manos.

Soy sudaca... Y QUE!!!


Hace tiempo atrás tuve la fantástica oportunidad de emigrar de ese territorio llamado Chile. Han sido muchas las sorpresas y alegrías que me ha entregado este país, pero, lo que anteriormente escuchaba y creía verdades indiscutibles no son mas que mentiras, desilusiones y ese maldito olor a fracaso. No lo digo por mi, sino que por esos mal llamados compatriotas.
Acá en Noruega existe una exquisita diversidad racial, tan bello es, que cada vez que veo a niños avocados por completo al juego del balón me da una profunda envidia, ya que en dicho equipo el arquero es de cabellos como el trigo y el delantero de una piel similar a una noche sin estrellas. No existen disimilutes cuando se divierten, no existen políticas, religiones o procedencias que los separen, mas aun, las capacidades son las que entregan el orden en el campo. Es como debe ser, es como tiene que ser!
No miento al decir que siento rabia y desolación cuando pienso en mi lejana América y mas odio siento cuando escucho las frases de mis compatriotas cuando se refieren a nuestros hermanos peruanos o bolivianos. Como es posible que se cataloguen mutuamente de hediondos o rotos? Como puede pasar por sus pequeñas mentes que el vecino es de menor calidad humana solo por ser de distinta nación?
Todo el mundo señala "Cuando estas lejos de tu patria aprendes a quererla". Pues les digo que es mentira!!! No extraño a Chile, no añoro a esa tierra en donde es mas importante el capital que tus ideas. Muchas veces me han preguntado aquí en Noruega sobre mi procedencia, a lo cual respondo " No tengo patria. Soy sudaca, un orgulloso sudaca!".
Este país entrega las oportunidades que el dinero otorga, vivir acá te enseña a convivir con personas de los mas recónditos lugares del orbe, sin embargo, el dinero no entrega esa alegría de vivir, esa alegría que solo un sudaca comprende, alegría que fluye por las venas de los nacidos en América, alegría que jamas poseerá un escandinavo.
Son muchas las historias que me gustaría mencionar, mas no creo que este escaparte tenga el objetivo de mostrar mis andanzas en Europa, pero, me tomo la patudes de darles un pequeño consejo " No confíen en un chileno en el extranjero, ya que este capas de humillarlos y tal vez se quede con tu mujer o tu vida".
Como dice la canción? Y veras como quiere un chileno a un amigo cuando esta en el extranjero?

Sin banderas se vive mejor y sin xenofobia se convive mejor...