jueves, 4 de diciembre de 2008

Donde estas.

¿Porque me dejas? ¿Por qué danzas delante del público desnuda y te vendes como una puta? Yo creía ciegamente, mis palabras eran tu reflejo y tus palabras aunque siempre impías fueron amables.

Te tome. Fuiste mi amante apasionada en las noches de grillos y gatos mañosos. La princesa del cuento que me contaba mi abuelo para pasar el insomnio y ahora, y ahora te apasiona otro yo con distinto terno; aunque siempre mi alma difracionará la tuya.

El cuerpo ya no es el mismo de antes, las cicatrices de embarazos múltiples te avergüenza pero no te detiene. No puedes y no resistes la idea de estar sola. Eres la mesa más concurrida y mejor ubicada de este triste restaurante ambulante ¡Cuánto cobras! ¡Cual es el vago precio por hacer el amor contigo! ¡Ya estoy tieso, es mi turno!

Aunque siempre robe frases de otros más elocuentes, siempre, siempre mis palabras fueron sinceras e impolutas. Me machacaste como un ajo para aliñar el chancho y me dejaste desamparado al aire del desconsuelo y a pesar de ser culpable de la inmolación de tu partida, soy, el culpable de tu viaje.

Eras mi norte y ahora danzas provocadoramente tratando de cautivar a otro impúber. No te será en extremo difícil. Aunque ya estas vieja y magullada eres en extremo atractiva ¡Te amo zorra pendenciera!

lunes, 20 de octubre de 2008

Engaño.


- ¡Deja lo que estas haciendo y levántate!
- ¡Quien mierda eres!
- Soy tu muerte y vengo por ti, así que vamos.
- ¿Pero, justo ahora? ¿Me puedes dar unos minutos más de vida?
- Te crees alguien muy importante como para tener una consideración mía? ¡Siquiera tu madre sabe quien eres!
- Es que justo comencé este juego de sudoku y es el último del libro. Si te das cuenta he hecho todos los juegos anteriores.

Paso el librillo a la muerte y este le hecho una mirada.

- ¿Cuánto tiempo has estado haciendo estas porquerías?
- Bueno… digamos que unas semanas, sin embargo no estoy todo el día con el libro entre mis manos.
- Y… ¿Cómo se juega?

Mientras le explicaba, la muerte se iba interesando y olvidaba, a su ves, la razón de su visita.

- No es muy complicado. Solo no repitas los números en las líneas. Te propongo un trato… que tal si tú me ayudas a terminar este juego y una vez listo me asesinas.
- No lo digas de esa manera. Me haces parecer un simple y vulgar delincuente y lo que hago es tan sólo mi trabajo.
- Sabes, no me importa demasiado morir, así que no te molestes en darme explicaciones o pedirme disculpas por cumplir tu deber.
Es increíble pero siempre imaginé este momento y creo que es tal y como lo había pensado, es más, tu atuendo es la imagen de mis sueños
- ¿Enserio?
- Seguro… tienes esa capucha y la guadaña en tu mano izquierda. En realidad, eres la fotografía proyectada en todos los dibujos animados. Es por ello que no te temo. Incluso tu cuerpo esquelético me es bastante familiar.
- ¡Mierda! ¡Estoy perdiendo la magia!
- Jajaja. No creo que esté sucediendo eso, es tan sólo que yo estoy demasiado familiarizado con este momento.

La muerte se sentó en el sofá y miró el sudoku.

- Cuántas veces te llamé apasionadamente y nunca llegaste (hasta ahora). Cuando era un niño cerraba los ojos en las noches pensando en ti y a mis veinte años seguía despertando sin querer hacerlo.
No me importa morir, ni mucho menos esos sentimientos burgueses de trascendencia. Por ello jamás plante un árbol, ni escribí un libro o raye mi nombre en las rocas de la playa de Santo Domingo. ¿Y… me vas a ayudar con mi último juego?
- Lo estoy intentando. Pon el tres acá.
- ¡Mierda! Tienes razón.
- ¿Quién de los dos será el dueño de mi alma? ¿El señor barbudo o el cola de flecha?
- Eso no puedo contártelo. No me incumbe. Yo tan sólo hago mi trabajo; ellos son los que deciden… el ocho en la esquina.
- Siempre me interesó el juego de los dioses, aunque en ocasiones me pareció un tanto sádico, inescrupuloso, turbio o lo que sea… ¡aquí va el dos!
¿Muerte? ¿Puedo hacerte unas preguntas?
- Claro.
- ¿Elvis esta muerto?
- ¿Quién es ese?
- ¡El Rey del rock! Aquel de las patillas largas, trajes con lentejuelas, el cuello de la camisa de diez centímetros y que bailaba el “Rock de la cárcel”
- ¡AAA! Recuerdo que a ese hombre le llego su hora hace mucho tiempo atrás, pero cuando lo fui a buscar jamás lo encontré.
- Es decir: Elvis no esta muerto.
- No sabría decirlo. No es un muerto de mi cosecha.
- ¿Quién mató a Marilyn?
- Esa si que es una buena pregunta. Sabes, cuando fui a su encuentro ella ya estaba muerta. Yo no lo hice, ¿Es extraño no?
- Increíble, pero… ¿Supongo que sabrás quien la mató?
- ¡Te digo que ella ya estaba muerta cuando llegue! Sea quien sea el que acabo con su vida te juro que se me adelanto por unos minutos.
- ¿Y Bruce Lee?
- También estaba tieso antes de mi llegada.
- Escalofriante…
¿Cómo lo haces para cumplir con tu mortuorio trabajo?
- Solamente toco a mi victima y ya está.
- MMM. Tenían razón los dibujos animados, sin embargo y a lo que quiero llegar es: ¿Te masturbas?
- Te tengo que responder, comprenderás que es sumamente vergonzoso.
- Si tocas a alguien se muere, por lo tanto si te masturbas te mueres, si te rascas la espalda te mueres, si te limpias el culo, si te sobas la canilla, cuando te jabonas, cuando te cambias de ropa, incluso si te sacas un moco te mueres.
- Yo soy inmune idiota.
- Pero si tu eres inmune y tus futuros difuntos no los son… ¿Has tenido alguna vez sexo o eres virgen?
- Si he tenido sexo pero no es un tema que deseo compartir contigo.
- ¡Tienes sexo con los muertos cochino depravado!
- ¡TODOS TENEMOS NECESIDADES!
- ¡Eres asqueroso!
- ¡Me estas aburriendo maldito entrometido! ¡Llego tu hora sucio metiche!
- Ok, ya estoy acabando el juego, tan sólo dame un minuto más. ¿Quieres beber un trago de buen vino y tomar uno de mis habanos mientras termino?
- De acuerdo. Tienes sólo cinco minutos.
- Eres muy considerado mi necrofílico amigo.
- ¡TE LO ADVERTI IDIOTA!
- Tan solo era una broma, acaso la muerte no tiene sentido del humor.
- Te falta el nueve acá.

Bebieron el vino y fumaron de sus habanos despreocupadamente, luego abrieron otras botellas en el transcurso de la tarde. La muerte estaba bastante borracha al igual que su victima. Hablaron de todo un poco, desde la espuma quántica pasando por temas religiosos y culminaron con el fútbol. Es irrisorio que aquella pareja tan rara y patética estuviesen charlando de forma tan pacífica, incluso parecían verdaderos amigos, aunque en ocasiones se alteraban un poco los ánimos al tratar algún tema delicado o del punto de vista de cada uno.

- Mi estimada muerte este es el último… el uno… he terminado.
- Te felicito, ahora, si me disculpas, tengo que trabajar.
- Me das un segundo, me gustaría vestirme de cuello y corbata para este trascendental momento. ¿Me lo permites?
- Claro. Ve y no te demores mucho.

Al cabo de unos minutos regresó vestido elegantemente, pero en su mano izquierda sostenía un revolver.

- ¿Qué haces con esa pistola?
- Te acuerdas del último número del sudoku. Era el uno.
¡Uno es el responsable de su destino!
¡Uno es el que decide si doblar a la derecha o a la izquierda en las esquinas!
¡Uno es el que nace y uno es el que debiera decidir el momento de su partida!
Toda vida hemos acatado órdenes y como los autómatas que somos las acatamos, sin embargo, cuando uno decide no seguir la manada se le aísla y se te trata como subversivo. ¡Si lloro soy un maricón! ¡Si tengo principios se te cataloga como rebelde! ¡Si no bailo soy un aburrido! ¡Que saben de mi los que dirigen nuestras vidas! Ahora tengo el poder de doblegar las fuerzas que obran en mi contra y créeme que lo haré.
Tú estás con una cara de espantado, te quiero y te compadezco por ello. ¡ORDEN! ¡ACATO! ¡ACCION! ¡A LA MIERDA!

La muerte se levantó rápidamente del sofá para tratar de impedir el inminente suicidio, pero no pudo incorporarse debido a su avanzado estado de embriaguez. Trastabilló y cayó escandalosamente en el suelo botando el cenicero y las copas que estaban sobre la pequeña mesa de centro.
Se siente un trueno, algo parecido al flash de una cámara fotográfica lo hace parpadear y le saca el aire de sus pulmones. Desde el piso levanta la mano y toma la botella de vino que milagrosamente no se cayó de la mesa. Dió un gran trago y se levantó muy lentamente.
Repuesto de la impresión volteó la mirada hacia el cadáver. Los sesos estaban esparcidos por toda la alfombra y el olor a pólvora lo hace recordar una de las tantas guerras que le tocó presenciar. Por un minuto se sintió feliz y vertió un poco de vino sobre los restos inertes de su inesperado amigo. Volteó nuevamente la vista y observó el cuadernillo de sudoku. Lo tomó entre sus manos y lo analizó melancólicamente.

- Jajaja. ¡Ese puto afeminado se equivocó! No era el uno, era el ocho.

jueves, 28 de agosto de 2008

Cesante.

El sudor corre por su frente y esta a punto de consagrarse. Tan sólo falta que suelten el hilo y se eleve como un globo de helio. Cerrando los ojos y aguantando las ganas compulsivas de llorar tomó una gran y profunda bocanada de aire.

Los años de preparación hoy culminan. La productora no ha dejado ni un cabo suelto en este espectáculo y esta claro que nada puede estar al azar esta noche. 12 meses montando el escenario y ensayando a diario las líneas de cada personaje ha provocado en el ambiente periodístico una expectación abrumadora.

En el visor que esta oculto en el escenario comienzan a aparecer las frases que debe interpretar. Se siente nervioso, le sudan las manos y sus piernas tiritan apresuradamente. Es natural que esté así, es el clímax de la obra, además es su movimiento favorito. Según la opinión de los críticos de espectáculos que asistieron a los ensayos y lo publicado por ellos en los periódicos, es en este momento en donde el famélico, autista y mal genio cantante de opera debe deslumbrar con su voz al mundo entero.

Su infancia se caracterizó por ser y parecer un niño bastante tranquilo; sin embargo, su personalidad retraída estaba adornada hermosamente por un velo de misticismo y sosiego en su mirar. Cuando los otros niños corrían tras un balón de futbol el se sentaba a observarlos y meditaba en las diferencias que lo caracterizaban con sus coetáneos. Muchas veces su forma de ser llamó la atención de sus profesores y estos, asombrados, no podían creer que tuviese una inteligencia acorde con la media. Lo que nunca tomaron en cuenta fue la inconmensurable sensibilidad que poseía el supuesto “Retrasado”.

Una voz dice “Vamos hueón” y la orquesta comienza a lanzar sus acordes. Quizás sea por lo potente de la obra o por la emoción reinante en su cuerpo que de forma silenciosa pero incontrolablemente ruedan lágrimas por su rostro. Mira hacia el público y comienza… “Ridi, Pagliaccio, sul tuo amore infranto, ridi del duol che t'avvelena il cor!”

En el momento en que comienza a cantar se siente en la pieza un gran estruendo.
_ ¡Que estas haciendo arriba del sofá… y en pelotas!
_ Es que estaba cantando.
_ Pero… ¿Por qué tienes la cara pintada? ¡Estas usando mis cosméticos!

En el momento en que su esposa estaba tumbada en el suelo riendo el fue caminando hacia el baño con una sensación de profunda vergüenza. Hecho a correr el agua y se mojó la cara, levantó la vista y vio su rostro reflejado en el espejo. El maquillaje corría por su cara y pensó “Las cosas que hace uno cuando esta cesante ¡No importa, mañana seré un piloto de avión!”

lunes, 4 de agosto de 2008

Explicación de todo.

¡Si! ¡Me declaro un sexomaníaco inmoral! Pero… ¿Qué sabes de moralidad? ¿Qué es para ti lo correcto, con que propiedad vienes y me apuntas con el dedo?

Inmoral en un sentido amplio no lo soy, mas bien soy un prospecto soñador; ampliamente ambicioso.

No tiene nada de malo (desde mi punto de vista) sentir una atracción sexual hacia las religiosas. Si quieres una explicación de todo, bueno, te la diré.

Todo corresponde a un gran plan, el cual, es una mezcla de muchas historias leídas y de una prolífera imaginación pero, tan solo piénsalo bien… si llegase a tener la razón y de que un pequeño e insignificante encuentro, de compartir fluidos y gametos resultase un niño… ese niño seria el nuevo Mesías ya que las monjas consagran su vida al Señor y yo con mi gran patudés profanaría aquel sagrado vinculo.

Seria el padre del Único, del Altísimo y todo poderoso; al ser el progenitor del que tiene en sus manos nuestros destinos podría, sutilmente, dirigir sus actos (ya que lo criaría e influenciaría a mi antojo). ¡Me convertiría en el supremo gobernador de este y de los otros mundos!

Siendo el “Gran Jefe”, una de mis primeras obras seria despojarle del trono a Dios y a Satanás. Daré muerte atroz a los que intenten seguir con las tradiciones clericales.

¡La alquimia será mi gran poder! ¡Convertiré la mierda en oro y el oro en más mierda! Con esta pequeña vuelta al orden social los ricos serian igual de ricos que los pobres. Todo el mundo estará agradecido y serian más fieles y mansos que una oveja que deja que la trasquilen.

Después de tener completamente idiotizados a mis feligreses. Me transformare en el tirano que siempre quise ser. No mataré, no torturaré y jamás agraviaré a mi pueblo, si no que crearé las leyes que creo son las más apropiadas. Estas son:

- Trastocare las leyes naturales haciendo que el gato ladre, que el ratón maullé y que el jilguero cuide de mi casa.

- Suprimiré las reglas ortográficas que me trastornan, así que ¡Fuera acentos y puntos de mierda!

- Prohibiré los psicoanálisis y perseguiré a los que traten de darle explicaciones a todos los hechos.

- Y por último… Las preguntas idiotas serán castigadas con cadena perpetua… ¡Así que date por condenado hijo de puta!

jueves, 12 de junio de 2008

Como pecas pagas.


Llegó un tanto cansado y acalorado a realizar ese maldito tramite, así que antes de entrar a la sala de espera fue a refrescarse un poco. Tomó un poco de agua y se mojó el cuello. Trató de peinar un poco aquella frondosa cabellera que tantas veces su madre dijo que se cortara. Se miró al espejo y salió.

En la pequeña sala solo estaba la secretaria, él calculó una edad aproximada de veinticinco años. Tenía un par de buenas tetas y ni hablar de su perfecta cara. Le sonrió y ella le respondió con similar gesto.

- Hola, ¿Cómo estás? El preguntó.

La muchacha no respondió de inmediato, pero lo miró insinuante y provocadoramente. Al cavo de unos breves instantes ella dijo: “Me llamo María Ester. Y tu debes ser el señor Milton”.

En el momento que ella decía su nombre él se encamino a su escritorio y de reojo observó nuevamente su pecho y se convenció que eran del porte perfecto, cabían milimétricamente en sus manos.

No es que él sea un casanova ni mucho menos un Rodolfo Valentino de los 90´s, sin embargo la suerte rondaba por el lado de su acera. Cuando era un quinceañero el contador de conquistas ya superaba los dos dígitos y ahora que ya estaba en los cuarenta la marca sobrepasaba la primera centena con gran holgura.

Está bien bueno el viejito, pensó la secretaria. Cruzó las piernas de forma insinuante y dio otra chupada a su caramelo. A Milton aquel gesto aumentó sus ganas de seguir con la conversación.

Ella le regalaba insinuantes miradas y él, inquieto, tomó la decisión de invitarla a tomar un trago a la hora de salida. Se acercó un poco más a María Ester y haciendo parecer un acto casual rozo sus largos cabellos castaños y miro hacia el computador de su escritorio. Ella estaba usando el Messenger.

- ¿Estas hablando con tu novio?

- No… son unos amigos de infancia.

- Pero… ¿debes tener un hombre que te acompañe?

- No. Estoy solterita.

Esta breve conversación acrecentó su interés y sus ganas de conseguir un sublime encuentro sexual con tan bella muchacha.

- ¡Pero que les pasa a los hombres! Como pueden dejar así a un angelito como usted.

Continuaron las sonrisas insinuadoras de María Ester, pero cuando se aprontaba a responder a su notorio pretendiente se escuchó el timbre del citófono y una voz diciendo: ¿El señor Cañas se encuentra?

Si señor. Ella respondió. Acto seguido, corto el citófono e indicó la puerta de entrada a la oficina.

Nos vemos dijo Milton al momento que le cerraba un ojo.

Cerró la puerta y se sentó de frente al hombre vestido de blanco albino.

Señor Milton. Dijo el hombre con voz pastosa.

- Los exámenes no arrojaron muy buenos resultados, los índices están demasiado altos.

- ¿Y que quiere decir eso?

- Bueno… eso quiere decir que tendremos que realizar el examen de tacto. Así que quítese los pantalones y súbase a la camilla.

Se paro de la silla y disimuladamente observó las manos de su doctor y pensó… ¡Me tenía que tocar uno con los dedos grandes!

¡Beethoven se tomó mis cervezas!

Levantó la cabeza y vio acercarse el guante de su adversario. Fue como si un relámpago chocase contra su rostro y su estruendo se sintió en cada uno de los rincones del casino. Trastabilló un poco pero se mantuvo en pie.

Sonó la campana que anunciaba el fin del octavo round y se encaminó lentamente hacia su esquina. Tenía bastante lastimadas las costillas y de su nariz goteaba a raudales la sangre.

- ¡Henry, terminemos con esta masacre, has perdido todos los round y tu cara está horrible! Déjame limpiarte.

- Charles ¿Puedes conseguirme una cita con la modelo que anuncia el próximo asalto? Mira que preciosura de hembra, Charles. Si logras que salga una noche con ella te juro que gano esta pelea.

- ¡¿Eres idiota?! ¡Con suerte te mantienes de pie y quieres salir con esa puta, Henry! Escúchame estúpido, cuando ese mejicano te golpee tírate al suelo y quédate quieto.

- Dame más agua, Charles. Voy a patearle el puto culo a ese xicano.

Se levantó de su silla y fue caminando directamente hacia su contrincante.

Henry era un tipo extremadamente fuerte y estúpidamente feo, tan feo como el ojete de un gato. Su mayor virtud era su lealtad, más leal que un apóstol. Sus defectos eran su idiotez y beber muchas cervezas. Le gustaban en demasía las cervezas, tanto como para gastarse la mitad de su sueldo en ellas.

Le faltaban algunos puntos en su coeficiente intelectual, es más, tenía un postulado que daba crédito a su imbecilidad y que competía con Platón y su “Geocentrismo” o con el “Heliocentrismo” de Copérnico. Esta filosofía la llamó “Teoría Boxcentrista”. Estimaba que el centro del universo era el box y todas las personas giraban en torno a él. Por lo tanto, y debido a su pensamiento absurdo, jamás ha conocido el candor de un vientre desnudo.

Su familia la conformaba solamente su madre, la cual era una fanática religiosa que odiaba a los homosexuales y a los comunistas. Henry también los odiaba, no sabía el porqué de su aversión, ni cuál era el motivo por el que hacía caso ciego a su madre, pero obedecía y acataba sus dogmas con una fe estricta.

Sonó la campanilla. Henry levanta la vista y un hook se aproximaba velozmente a su mentón, por ello levanta su guardia y frena el golpe, pero la mantiene dos segundos más de lo debido en alto y su contrincante, advirtiendo aquello, le asesta un poderoso golpe en el diafragma y un crochet en el rostro. Henry retrocedió por el golpe. El suelo y los espectadores empiezan a dar vueltas vertiginosamente.

Charles apretaba la toalla entre sus dedos y estaba a punto de lanzarla al cuadrilátero. Estuvo apunto de hacerlo en tres oportunidades en su vida y dos de aquellas fueron en esta pelea. No podía hacerlo. Henry lo odiaría a muerte, pero cuando su conciencia se convencía de lo útil de dar fin a esta pelea, Rodrigo “The big nose” Espinoza, el xicano, lanza un perfecto uppercut. “The big nose” levantó los brazos. Para él este era el golpe que daría por terminada la contienda. Por su cabeza y su cuerpo recorrió la sensación de euforia que experimentan los ganadores. Todo el mundo que observó la pelea por televisión no asimiló lo vivido por el público que estuvo en el casino esa noche. Fue como estar presente en algo que pasaría a la historia del box como “el mejor gancho de todos los tiempos”. Con los brazos en alto exploró las caras de los presentes en el casino y quiso creer que ahora era un hombre afortunado, tanto como un perro vagabundo que tropieza con un banquete o un filósofo que encuentra las palabras precisas para nombrar una verdad indiscutible…

Henry sólo sintió un golpe sordo. Nada más que un golpe sordo.

- ¿Qué fue eso? ¿Dónde se metió toda la gente? Y ¿Qué mierda hago acá? Tal vez esto de la pelea fue sólo un terrible sueño.

Se incorporó lastimosamente, sentía la cabeza un tanto pesada pero no tanto como para mantenerse tumbado en el piso. Una vez repuesto observó y trató de recordar dónde se encontraba. Mientras tanto en un costado de la pieza en donde se ubicaba ve a un menudo hombre con un extraño peinado sentado escribiendo.

Acercándose cautelosamente y tratando de no causar ruido alguno, pero tropezó con una pila de libros causando gran alboroto

- ¿Quien eres tú?

- Soy Henry. ¿Me puedes decir dónde diablos me encuentro y quién mierda eres?

- ¡Quién mierda soy! ¡No sabes mi nombre, hijo de la gran puta!

- Claro que no lo sé.

- Soy Ludwig van Beethoven y te encuentras en mi maldita casa.

- He escuchado antes tu nombre, sin embargo no recuerdo donde. ¿Qué haces?

- Estoy tratando de escribir mi quinta sinfonía. La tengo casi terminada pero encuentro que a la overtura le falta algo que sea extremadamente potente. Lo he intentado y he estado tres días dando vueltas en mi cuarto sin poder encontrarlo.

- ¿Has estado tres días sin salir de tu cuarto?

- Si.

- ¿Has estado tres días sin comer?

- Si.

- ¡Has estado tres días sin cagar!

- Si.

- ¡Has estado tres días sin follar!

- ¡Si, si y si!

- ¡No, no y no! Ja ja ja

- ¿De que te ríes? ¿Eres idiota?

- Bla bla bla blaaaa.

- ¡Repite eso!

- Bla bla bla blaaaa.

- Bla bla bla blaaaa.

- Cha cha cha channnnn.

- Ta ta ta tannnn.

- ¡Perfecto! Eres un genio Henry.

- ¿Qué soy que?

- Mírame Henry, ¿eres músico o un compositor?

- Para nada. Lo único que sé hacer es boxear. Es lo que hago todos los días. En las mañanas, en las noches, invierno o verano. Según Charles yo soy una maquina de golpear.

- ¿Quién es Charles?

- Bueno, es mi entrenador y mucho más que eso. Quizás lo podría llamar padre.

- No me interesa toda esta palabrería inútil. Lo único que es realmente importante es lo que acabas de descubrir. ¡Alucinante, potente y a la vez dramático! Es una oda divina y sacra. Simplemente sorprendente. Hey, Henry, acércate para darte un abrazo.

- ¡Eres homosexual, hijo de puta! ¡Aborrezco a los maricas!

- No seas idiota. Si no quieres un abrazo te puedo recompensar con lo que quieras.

- ¿Tienes una cerveza?

- ¡Claro que si! Cómo no se me había ocurrido antes. ¡Celebremos, Henry!

Beethoven se puso su peluca recién empolvada y saco algunas monedas de sus pantalones.

La expresión de Henry al ver a su amigo ponerse la peluca fue una amplia sonrisa. Trató de contener la inminente carcajada con sus manos y apretó tan fuerte su boca que no podía respirar. Al advertir Beethoven que el rostro de Henry estaba adquiriendo un tono azulado se apresuró a socorrerlo pensando que quizás se tratase de un ataque cardiaco o una convulsión epiléptica.

- ¡Que te ocurre!

- ¡Wajajaja! ¡Qué es esa porquería que tienes en tu cabeza!!Wuajajaja!

- ¡Es mi peluca!

- ¡Es muy graciosa! ¿Tienes una que me prestes?

- Claro que tengo una, es más, tengo un armario lleno de ellas. Toma esta, la acabo de empolvar y perfumar.

Al ponerse la peluca se encaminó hacia el umbral de la puerta y de ahí comenzar el tur hacia algún bar, sin embargo Beethoven se apresuró para detenerlo.

- ¿Piensas ir vestido de esa forma tan escandalosa?

- Por supuesto. Este es mi equipo de box. No me lo saco nunca y esta no será la oportunidad.

- No puedes ir por la calle con esos pantalones tan extraños y mucho menos ir mostrando tu torso. ¡Si estás casi desnudo!

- ¡No me la sacaré!

- Si gustas, puedo darte algo de vestir, por último ponte una camisa.

- La camisa la acepto, nada más que eso.

- De acuerdo.

Tomó la camisa, la abrochó hasta el cuello y salieron.

La gente en las calles volteaba la vista para ver a este hombre que vestía zapatillas negras, pantalones cortos blancos con líneas verticales verdes, camisa blanca con blondas y por supuesto una peluca. Recorrieron unas cuantas los suburbios de Viena hasta llegar a un bar llamado Herr Krug. Abrieron la puerta, observaron y entraron en el local.

- ¿Te gusta Henry? Suelo venir a este bar, aunque no me gusta su aroma. Siempre se te impregna el olor a fritura en tus ropas.

- Me da igual ¿Qué tal es la cerveza acá?

- No es de las mejores pero por el precio está bien.

Estuvieron bebiendo toda la tarde. Beethoven trató de explicarle algunos detalles sobre la composición musical, en cambio Henry solo se limitaba a escuchar y encontrar que el tema era en extremo aburrido, por ello cada vez que había algún silencio en la conversación él aportaba con algo de box o con alguna acotación sobre la gente del bar.

- ¡Bet, este local apesta! No hay ninguna mujer a quien observar, incluso lo más parecido a una es aquel gordo sentado en la barra.

- ¿Por qué dices que se parece a una mujer?

- Pobre Bet. Pasas demasiado tiempo escribiendo porquerías. Deberías encontrar una esposa o algo parecido. Si te fijas bien ese gordo tiene las tetas más grandes que Marilyn.

- Eso es mentira, Henry…

En el momento en que Beethoven se aprontaba a confrontar lo dicho por su contertulio apareció el hombre que atendía la barra pregonando que ya era hora de cerrar.

Solamente les quedaba una cerveza en la mesa y ésta era de propiedad de Henry.

- ¿Piensas beberte toda esa cerveza, Henry o quieres compartirla?

- ¡Ni muerto comparto mi cerveza!

- Pero solamente queda una y yo no tengo más dinero.

- Ese es problema tuyo.

Beethoven se paró de la mesa disgustado, cogió la cerveza y salió corriendo del bar. Al advertirlo, Henry dio un salto y salió disparado tras el ladrón. La condición física estuvo a favor del deportista y en la siguiente esquina le dio alcance.

- ¡Entrégame la puta cerveza!

- Te he pagado una infinidad de alcohol durante todo el día y tú ni siquiera tienes el decoro de compartirla ¡Eres una mal educado!

- ¡Me importa una mierda cochino amanerado, esa cerveza es mía y si no me la entregas juro que éste será tu último día de vida!

- Se me olvidaba que eres un animal. No sabes absolutamente nada, en lo único que piensas es el golpear ¡Troglodita!

- ¡Trogdomierda!

Tomó por el pecho a Beethoven, pero éste logró zafarse. Retrocedió dos pasos y bebió de un gran sorbo todo el contenido de la botella. Henry estaba más que furioso y se abalanzó en contra del usurpador…

Siete.

Ocho.

Nueve.

Recobró la conciencia y se paró rápidamente de la lona. El árbitro le preguntó si se encontraba en condiciones de continuar la pelea mientras trataba de examinarle los ojos, pero no pudo hacerlo, ya que Henry avanzó presurosamente hacia “Big nose” y de un poderos gancho lo noqueó.

El público enmudeció al ver la rápida recuperación y del raro vuelco que dio la pelea.

El árbitro comenzó el conteo y el hombre tirado en el piso no movía un solo dedo. Henry fue hacia su esquina y se sacó el protector de su boca.

- ¡Ese es mi chico, cómo lo hiciste Henry! Ese fue un gancho perfecto.

- ¡No me hables Charles!

- ¿Que no te hable?, pero si acabas de ganar lo que era imposible y ahora vamos por el título. Vamos a ponerle fecha a la próxima pelea y le ganaremos el cinturón a ese maldito cubano.

- Ni cubanos ni nada.

- ¿Quieres quitarle el cinturón a Milton “Super Bown” Cañas o no?

- ¡Lo único que quiero es matar a Beethoven!

- ¿Que vas a matar a quién? ¡Si a ese ya no le quedan ni los huesos en su tumba!

Pasó por entre las cuerdas y salió gritando. El público, el árbitro y los comentaristas de la pelea jamás comprendimos. De lo único que si estamos seguros es de la singular frase que gritó este singular boxeador.

¡Beethoven se tomó mi cerveza!

miércoles, 16 de abril de 2008

Canción para Kelly Smith.

La niña enciende el televisor y vierte un poco mas de leche en sus cereales no prestando atención a las noticias del CNN. Le encantan los cereales y los consume con esmero. La información otorgada por CNN le parece zafia ya que inconcientemente sabe que aquella no representa la verdad y ya las muertes son demasiado cotidianas como para distraerla. A Kelly Smith se le han acabado las Zucaritas y esto si que es traumatizante. Que importa un par de cuerpos tiesos en medio oriente o que el Dow Jones cerrara a la baja. No puedo ser injusto con Kelly. Kelly llora a sus soldados muertos como Maria a su Cristo crucificado.

Toma sus galletas con chispitas de chocolate y simula un asalto a un barrio bajo en Bagdad. La bandera con estrella gana otra vez unos cuantos barriles de petróleo más para mover algún automóvil rumbo a Las Vegas.

Kelly Smith es afortunada. Tiene solo once años y ya puede manejar ebria en un juego de PlayStaton. Creo que ya rompió su record en atropellar ancianos o coches de niños en este juego. Kelly vive en Alabama. ¡Sweet home Alabama!. No existe mejor lugar en el mundo, incluso Forrest Gump nació en ese dulce paraje. ¡Viva Alabama Kelly Smith!

Solamente tienes once años y eres tan hermosa como una flor en las praderas, cuando cumplas quince te voy a invitar a tomar unas malteadas en el local mas popular que encontremos mi adorada Kelly.

domingo, 16 de marzo de 2008

Referéndum Nº 2 "Sin titulo establecido"


Me gusta el negro, no se por que pero me gusta. Quizás porque sea rockero, metalero o lo que sea, incluso me visto de negro todos los días, invierno o verano, con temperaturas bajo cero o pasado los treinta y cinco. Creo que es positivo adorar al negro, incluso tengo una chapita que dice “Gracias Papa negro por favor concedido”.
No me gusta el blanco, prefiero a Colo-colo con la camiseta de recambio (la negra) y apoyo al pueblo africano y sus derechos, ojo apoyo de frente ya que todos saben como la tienen los negros. No me gusta el blanco ya que me acuerdo del “Kukusklan” o del “The white power”, las novias en las iglesias o del cura que siempre viste de blanco.
Me gusta el negro pero no el “Negro Arturo” es mi primo y además es feo el pobre diablo, sin embargo es simpático y su madre “mi tía Negra” es un amor de persona, me acuerdo que me daba plata cuando era niño.
El blanco es puritano y lo asocio a la fatídica Inquisición, no tiene alma ni prosperidad en su insípida existencia. En cambio el negro es sabroso en su composición obscura y melancólica, es exquisito y sin lugar a dudas es en excelencia elegante. Por ello y por muchas otras razones adoro la noche y me calienta mucho más la lencería negra que la blanca.

sábado, 9 de febrero de 2008

Referendun Nº1: “Yo”

A aquellos que encajonan mis ideas lanzo esta suplica.
Me encuentro en pleno acuerdo con ustedes ya que mi postura ambigua les entrega muchas razones para no encontrarme razón. Es lógico que me tilden de malhumorado, un tanto autista y por sobretodo desequilibrado. No los culpo. Los entiendo.
Es mas que claro que cada uno de mis relatos constituyen una lotería, mas aun, son un sin fin de ideas inconclusas y desastrosas, sin embargo ruego tomar atención ya que me preocupo de introducir en ellos una que otra palabra rebuscada (Esto me hace parecer un poco mas inteligente).
Concuerdo que (para los que me conocen) soy un hombre extraño y que en muchas ocasiones caigo en las descalificaciones para poder defender mis posturas, sin embargo esto es solo una estratagema para evitar seguir con la discusión (Esto me hace parecer un poco mas inteligente). Además, cuando me hablan simulo escuchar con atención y analizar cada palabra o cada gesto, pero, sinceramente debo reconocer mi déficit atencional.
En mi pendrive escucho a menudo La flauta mágica, alguna sinfonía de Beethoven o el concierto numero uno de Tchaikovsky ya que es una manía simular ser un poco más inteligente. Además leo mucho, en especial libros de filosofía. En general me considero un buen actor.
¡Vamos critíquenme! ¡Humíllenme! ¡Conviértanme en una bazofia humana! ¡Descuérenme y háblenme con palabras mas rebuscadas que las mías! Los exhorto a formar una ronda sobre mi cadáver, a dibujar sobre mi frente un cartel de "BURRO" o "INUTIL" o simplemente "PERDEDOR". Se los agradecería sinceramente, lanzaría una gran carcajada, les daría un fuerte abrazo y partiría volviéndoles la espalda.

Pd1: En el momento de partir, caminando sonreiría.
Pd2: En el momento de sonreír, meditaría.
Pd3: En el momento de meditar tomaría un trozo de papel y escribiría la siguiente frase: Se los dije, soy un idiota y en esto si que tengo razón.

sábado, 26 de enero de 2008

A mi monja con fusil.


A mi monja con fusil Kalashnikov AK-47 le otorgo el mayor de mis respetos, sin embargo, cave señalar que siempre me pregunte si se depilaba o usaba mohicano. ¡Que mas da! No me interesaba saber si tenía una jungla en su entrepierna o un jardín bien cuidado ya que la encontraba realmente sexy.
Les comentare que cada vez que pronunciaba un Ave Maria lanzaba un disparo al cielo y cuando rezaba el Padre Nuestro disparaba contra el suelo. Un buen día dejé de mi actitud pusilánime y atiné detener su andar y cuestionar su costumbre tan poco ortodoxa y me respondió con las palabras mas suaves jamás oídas “Mi deseo es acabar con Satanás”. ¡Pero usted esta loca! Y ella pacientemente, con una voz afelpada me hizo comprender que no existe una manera exacta de destruir lo que no nos gusta, mas no, todo intento es un buen comienzo. ¡Una locura, elogiable pero locura al fin!
Ella sigue disparando en contra a todos los demonios y yo sigo encontrándola sexy.

martes, 22 de enero de 2008

La doctrina de los doctos.


Hoy sentado, digo, tumbado en un banco del centro de esta cuidad conocí a un perro vagabundo. Era extremadamente pobre y de su pelaje solo se desprendían los resquicios de una lejana y mal llevada vida. Me miro de soslayo y dijo: ¿Como estás?

No le respondí. Quizás sentí miedo al comprender su extraño idioma, pero, sentí que lo conocía y lo comprendía a la perfección.
_ Hola me repitió en un ladrido.
Seguí sin responder.
_ Hola humano, ¿Porque estas mirando a la muchedumbre sin hacer nada para detenerlos?
¿No se? Le respondí. Me son extraños, al igual que tú. No quiero saber nada de ellos, siquiera me interesa mirar más allá de su escuálida imaginación.
_ ¡Estas perdido! me ladro. Buscas en sus mentes lo que jamás has encontrado en tu corazón.
No pude responder. Sus palabras eran demasiado atinadas y coherentes para pertenecer a un canino. Me asombro su grandilocuencia, al extremo de pensar que ese animal fuese una especie de Mesías. No puedo responderte le dije. Solamente calla y acepta mis manos.
_ No voy a callar. Quiero descubrir en ustedes lo que nos diferencia, las razones de vuestra grandeza, las conclusiones doctas de un indocto como tú, etcétera. En si, quiero saber el porqué de todos vuestros atropellos. En fin ¿me puedes ayudar?
Como responderte, como puedo hacerte ver o demostrarte algo que siquiera yo sé. Quizás todo esté en las sagradas escrituras. En ellas se demuestra magistralmente que la raza humana es la superior ante las bestias. Creados a imagen y semejanza de un Dios benévolo y misericordioso, por lo cual y aplicando la antilógica somos dioses, pero objetivamente no sabría distinguir si somos tan dioses o demonios, tan grandiosos o vulnerables o cual es más animal entre las bestias humanas. Ustedes son en extremo nobles, leales y por sobretodo libre de todo prejuicio, sin embargo no tienen la habilidad de construir maquinas o herramientas que faciliten vuestra subsistencia. ¡Esa es la diferencia! Ustedes existen y subsisten, nosotros existimos, subsistimos y a la vez destruimos. Somos capases de fabricar naves que nos llevan a la luna, maquinas que construyen otras maquinas, pero nuestra mayor producción es la destrucción, la desolación y una próxima extinción.
_ Es muy desalentadora tu opinión, sin embargo creo que has omitido bastante. Siempre me han fascinado los hombres, poseen una riqueza cultural inigualable y una capacidad mental abrumadora en estado de constante de crecimiento.
¡No! Le grite. ¡Somos unas ratas, unas bacterias que llegan a un lugar, se aprovechan de los recursos naturales, los agotan, buscan otro sitio y siguen desbastando!
_ ¿Y tú? ¿Te consideras uno mas?
¡Claro que si! Sin lugar a dudas soy uno de ellos, pero estoy en proceso de reforma y emancipación ideológica.
_ ¿A que te refieres con eso?
No lo sé, pero suena bonito.

Después de un largo tiempo en silencio se despidió con una reverencia y desde unos cuantos metros de distancia escuche su voz. Me decía: No bebas tanto amigo.
Lo pensare...

viernes, 4 de enero de 2008

Simplemente... JM.


Como empezar… cuando se espera con ansias la vos de aquel hombre y se posterga momentáneamente la cita dominical con alguna muchacha. Cuando se admira aquella facilidad y elocuencia en cada una de sus frases y se envidia la pluma que vuela sobre el papel y que fabrica oraciones alucinantes.

Como no recordar y ensalzar las virtudes oratorias de aquel periodista, periodista autodidacta, escuela y universidad autónoma de nacimiento. Nada es suficiente. Las palabras se vuelven nulas. Las ideas se entrecruzan con los recuerdos y toda capacidad demostrativa es fulminada.

Tan solo queda la esperanza de que en el Paraíso Cristiano, el Yannat Musulman, el Chan Shambhala Budista, frente a la Divina Presencia Judía o en el lugar prometido de la religión que tenga la razón o la verdad estará el con su mejor amigo por delante… El micrófono.

Se extrañara vuestra voz don Julio Martinez Pradanos.