jueves, 26 de julio de 2007

Cocinando.

Mi formación profesional me impide en algunos casos demostrar con palabras simples las siguientes líneas, sin embargo tratare de no utilizar tecnicismos.

En muchas oportunidades se deja ver en los medios de comunicación una serie de numerillos que entrega el INE (Instituto Nacional de Estadísticas). En ellos el país es un dulce terroncito de tierra extremadamente fértil y paradisíaco, pero la realidad cotidiana nos indica todo lo contrario.

Chile esta dotado de un sin numero de recursos potencialmente extraíbles, por ello muchos caballeros embestidos de armadura Armani o Versace llegan a lucrar con nuestros bienes. Aumentan ostensiblemente sus bolsillos y devastan los bienes que por derecho constitucional nos pertenecen.

El INE es un estamento publico encargado de dar los índices macro y microeconómicos (inflación, desempleo e ingresos percápita entre otros), es decir, nos muestra porcentualmente el funcionamiento de los engranajes del país, sin embargo es fácil palpar y oler que todo aquello es una farsa.

En jerga contable se denomina “Cocinar” al acto de hacer coincidir los fríos números y simular que todo anda de maravilla.

¿Creen ustedes que un organismo que depende del gobierno de turno pueda tener la moral de indicar que todo es una farsa?

¿Puede un organismo estatal demostrar que los únicos vencedores en la repartición de la torta son los propios gobernantes?

¿Puede el director del INE decir la verdad siendo que su puesto consiste en trastocar la realidad?

En el periodo de Ricardo Lagos (incluyo el actual) era cotidiano escuchar que el país era un ejemplo regional en lo macroeconómico, pero jamás se menciono nada de lo que al pueblo aquejaba. Como todos ustedes saben, la palabra micro es algo que aterroriza al gobierno, una muestra de aquello es el bendito Transantiago.

En la cocina del gobierno algo huele mal, no son los alimentos, si no que son las axilas del cocinero.