Llegó un tanto cansado y acalorado a realizar ese maldito tramite, así que antes de entrar a la sala de espera fue a refrescarse un poco. Tomó un poco de agua y se mojó el cuello. Trató de peinar un poco aquella frondosa cabellera que tantas veces su madre dijo que se cortara. Se miró al espejo y salió.
En la pequeña sala solo estaba la secretaria, él calculó una edad aproximada de veinticinco años. Tenía un par de buenas tetas y ni hablar de su perfecta cara. Le sonrió y ella le respondió con similar gesto.
- Hola, ¿Cómo estás? El preguntó.
La muchacha no respondió de inmediato, pero lo miró insinuante y provocadoramente. Al cavo de unos breves instantes ella dijo: “Me llamo María Ester. Y tu debes ser el señor Milton”.
En el momento que ella decía su nombre él se encamino a su escritorio y de reojo observó nuevamente su pecho y se convenció que eran del porte perfecto, cabían milimétricamente en sus manos.
No es que él sea un casanova ni mucho menos un Rodolfo Valentino de los 90´s, sin embargo la suerte rondaba por el lado de su acera. Cuando era un quinceañero el contador de conquistas ya superaba los dos dígitos y ahora que ya estaba en los cuarenta la marca sobrepasaba la primera centena con gran holgura.
Está bien bueno el viejito, pensó la secretaria. Cruzó las piernas de forma insinuante y dio otra chupada a su caramelo. A Milton aquel gesto aumentó sus ganas de seguir con la conversación.
Ella le regalaba insinuantes miradas y él, inquieto, tomó la decisión de invitarla a tomar un trago a la hora de salida. Se acercó un poco más a María Ester y haciendo parecer un acto casual rozo sus largos cabellos castaños y miro hacia el computador de su escritorio. Ella estaba usando el Messenger.
- ¿Estas hablando con tu novio?
- No… son unos amigos de infancia.
- Pero… ¿debes tener un hombre que te acompañe?
- No. Estoy solterita.
Esta breve conversación acrecentó su interés y sus ganas de conseguir un sublime encuentro sexual con tan bella muchacha.
- ¡Pero que les pasa a los hombres! Como pueden dejar así a un angelito como usted.
Continuaron las sonrisas insinuadoras de María Ester, pero cuando se aprontaba a responder a su notorio pretendiente se escuchó el timbre del citófono y una voz diciendo: ¿El señor Cañas se encuentra?
Si señor. Ella respondió. Acto seguido, corto el citófono e indicó la puerta de entrada a la oficina.
Nos vemos dijo Milton al momento que le cerraba un ojo.
Cerró la puerta y se sentó de frente al hombre vestido de blanco albino.
Señor Milton. Dijo el hombre con voz pastosa.
- Los exámenes no arrojaron muy buenos resultados, los índices están demasiado altos.
- ¿Y que quiere decir eso?
- Bueno… eso quiere decir que tendremos que realizar el examen de tacto. Así que quítese los pantalones y súbase a la camilla.
Se paro de la silla y disimuladamente observó las manos de su doctor y pensó… ¡Me tenía que tocar uno con los dedos grandes!
4 comentarios:
wuena po primate
olle won juraba q estabas escribiendo
una wua porno ya vei que la mina
se sacaba la polera
jajajaa
olle po bkn que bengas por q te cuento
aqui creamos con el fito la comite de los primos grande
el fito en mi envajador en san antonio y tu noruega
ai te cuento por que creamos este comite
Me encanto el final, por primera vez no era lo que esperaba.
Besos cielo.
Te amo.
Maestro soy muy malo para escribir y malo para ordenar mi mente, creo que despues de leerte tratare de ser mejor (espero), es una verguenza no saber exprsar adecuadamente lo que se desea.
Dentro de mi ignorancia eres muy bueno.
Gracias
JAJJAJAJJAJAJJAAA. WEON QUE BUEN FINAL. INESPERADO. ASI ES MEJOR. TE FELICITO PERRO, SIGUE ESCRIBIENDO SIEMPRE.
MMMMM DEBE SER DIFICIL LLEGAR A VIEJO. TODA UNA VIDA CUIDANDO EL CULO, Y AL MENOR DESCUIDO, AHI ESTAS. CON UN DOCTOR CON MANOS DE PIANISTA.ESPERO QUE DE AQUI A UNOS 20 AÑOS, LOS "GENIOS" DE LA MEDICINA HAYAN ENCONTRADO UNA FORMULA MENOS DOLOROSA. SINO, HAY QUE PURO CERRAR LOS OJOS. BUENO, UNO NUNCA SABE, A LO MEJOR HASTA ES RICO, JAJJAJAJAJAA.
CHAO, AMIGO. VOY A SUBIR ALGUNAS COSAS AL BLOG. CUIDATE.
RODRIGO.
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