viernes, 25 de mayo de 2007

Límites.

Un hermano perdido regresa a su hogar pisando antiguas huellas. Como un soldado que rememora las batallas pasadas quiso traer el sonido de su infancia, pero no consiguió acercar los días en donde el tiempo calla o exagera.
La lejanía lo postra a la inacción, sin embargo ahora observa. Ve tu imagen difuminada, como si fuera una secuencia de fotografías mentales, causándole heridas sospechosas y revive la sinfonía de las cicatrices añejas que borran lo imaginario, por ello abrasó un trozo de él exigiendo mas él.
Aquel amigo sigue transitando apremiado por los escasos días restantes sin encontrar las pisadas borradas por el viento.
Siendo sargento la corrupta melodía es mas triste y la distancia se olvida ocasionalmente. Aun es revolucionario pero no utiliza aquel oxidado fusil, la guerra se volvió en su contra. Ya está viejo, calvo y reposado y mentiría si dijese que no trato de reformarse, inclusive algunos aseveran que creó varios clones, pero el resultado siempre fue mezquino a la voluntad, además le sobraban varias piezas en sus intenciones.
Está solo, desalmado, le tiemblan las manos y le falta amenudo la respiración, sin embargo sigue amándote. El hermano, tu opuesto, tu recuerdo y por siempre el invitado ausente en tu puerto.

1 comentario:

JM dijo...

Hola,

estuve leyendo algunos de tus posts, y me encontré con algunas cosas interesantes. El último relato que escribiste, si bien no me gusta la narración en 2da persona, tenía un colorido especial que transmitía el frío y desazón necesario para armar el ambiente.

Pasaré de vez en cuando a revisar si hay alguna novedad por estos lados.

Saludos,
Enimoj